Mi musa, la modelo pelirroja más cerdilla, llega a casa con una idea muy clara: "hoy quiero que me llenes de lefa, mucha lefa". Así que me pongo manos a la obra y la hago gozar para volverla loca. Amaya se retuerce de placer, me come la polla como una desquiciada y me pone su lenguita para que le de todo mi sabo, no sólo en boca, si no que también se derrama una buena ración en las tetitas. ¡Qué maravilla!